Resulta que este mes le llega la cuenta del teléfono a mi mamá, ella muy feliz la abre y... ¡Oh sorpresa! Probablemente tendría que haber vendido un riñón para pagarlo.
Y lo que mas le empobreció fueron 2 llamadas a celular a las 12:30 de la noche, de 63 y 21 minutos cada una.
Como mi mamá no es paranoica, hizo lo que todas las madrecitas santas hacen... Agarró mi celular y checo contacto por contacto el numero. Y llegando a los últimos números... Se encuentra con el teléfono de mi mejor amigo.
Y valgo madres.
Ahora me toca pagarle las 2 llamadas como lección de "aparte de todo el cerdito que te meto, hablas a celular y no pagas" y soy relativamente pobre. Tal vez me quede sin semana, o sin comer, o sin pasajes, o tal vez solo desacomplete lo de mi tinte azul y muera de tristeza.
No hay comentarios:
Publicar un comentario