miércoles, 10 de abril de 2013

Estados de alerta.

Hoy es de esos días donde pienso que la vida es una hija de la chingada conmigo... Como sea.

No creo que sea cosa de hormonas, tengo ganas de escribir pero también tengo una flojera infinita; me invitaron de vacaciones a la casa del rancho de una amiga una semana, un lugar muy bonito, de esos lugares donde nada existe pero los atardeceres tan naranjas te hacen pensar en todo. Odio el color naranja.

Ahora bien, yo poseo una adicción infinita al cigarro, adicción no permitida a mis 16, pero que poseo y que me gusta; me gusta el sabor, la sensación, el desestrés, la tranquilidad que me produce un cigarro en momentos oportunos y solitarios.

Volviendo a retomar el tema, la semana marchaba bien, yo siendo acomedida y ayudando en lo que se podía, no causando molestias indebidas, y en eso ¡PUUUUUM! Yo y mi chingada suerte la cagan. Like ever.

Salí sola después de comer a una parte del campo que creí no llegaba a la vista de la familia de mi amiga, todo normal, padre, y cuando me levanto para irme y arrojo mi colilla, ya de regreso caminando a la casa escucho un ruido, volteo, y ¡oh sorpresa! La mamá de mi amiga tirando la basura atrás de donde yo estaba sentada fumando. No sé si me vio o no, no sé que habrá pensado; pero me siento muy mal.

Mi día no esta padre, aparte de sentir que me volví una molestia para la familia que esta muy ocupada organizando una fiesta y llegó más gente. Ahora soy sola y triste en el cuarto donde duermo y pues nada... Pienso que si no es posible que me aguante yo misma, que a veces ¡ah como me harto!, los demás no deberían lidiar conmigo. Como mi amiga que está de malas y quien sabe porque...

Soy chida.




A veces.






Creo.


Mañana me regreso a mi casa a ser sola y triste en mi habitat normal. Y pues no tengo internet aquí; o sease que esta estrada será publicada mucho después, si es que no se me olvida.

Mala vibra a todos.

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